Sr. Enrique Altamirano,
a usted que no firma lo que escribe
o que permite que escriban cualquier cosa en su medio.
He vomitado, en el sentido
figurado del lector, sus editoriales casi cada vez que he tenido la desdicha de
leerlas y las he leído, para intentar encontrar algún indicio de que usted no está
mal, que solo creció y se desarrollo en
entornos y con valores diferentes no tan ajustados a la realidad nacional, pero
no, no lo he logrado y al contrario, cada vez me convenzo más que una de las
dos cosas que Einstein dijo que eran infinitas a sus escritos les abunda y pues
uno es lo que escribe, lo que dice, pero más lo que hace y lo que ha hecho. Aquí
todos conocemos su historia.
Como se imaginará, mi reacción
ante su lamentable artículo en el cual expresaba que “Fue
Dios quien dispuso que no existiera la igualdad” publicado en SU periódico
– porque estoy casi seguro que nadie más publicaría semejante irracionalidad
–fue de indignación y repudio, pero no porque lo dice usted, pues no esperaba
menos, si no porque lo que dice y predica constantemente en sus editoriales son
precisamente las razones que han permitido que lleguemos a la situación socio
económica y des-cultural que vive la mayoría de la población, es decir, sus
ideas y las ideas de los que las comparten, atropellan directamente la dignidad
del ser humano y con el agravante de hacer mención a la divinidad de las
religiones que la mayoría de los Salvadoreños hemos adoptado como nuestras. Tal
vez pensó que si Dios le daba alguna ayudadita alguien le creería, pero además
de sus convencidos, no lo creo.
Es preocupante saber que existe
en El Salvador gente que piensa como usted, que cree que la responsabilidad
social de las empresas se limita a la limosna de asignar un pequeño presupuesto
en el área de marketing y que después de eso, no tienen ninguna responsabilidad
de que el país este sumido en crisis de todos los tipos, que la distribución de
la riqueza se limita a la generación de empleo que además de pagar unos
salarios miserables, explotan a las personas haciéndolas trabajar por largas
jornadas lo que no permite que puedan desarrollar otras capacidades que
favorezcan el desarrollo integral y por ende la calidad de vida de la gente. En
especial usted, que es dueño de un periódico de “alta” circulación y que más
que dedicarse a informar verazmente sobre la realidad nacional, se perfila a
discreción inclinando la balanza de su línea editorial hacia su lado predilecto,
la cual nulas veces a estado inclinada para el lado de la mayoría de los
Salvadoreños, los que se lo compran, los mismos que no han tenido tiempo de
desarrollar sus capacidades plenas porque tienen que sobrevivir.
Pero no soy un tipo pesimista y le agradezco,
así como en algún momento le agradecí a un diputado por habernos permitido
descubrir lo que en realidad la sociedad civil es capaz de hacer cuando se
organiza. Ahora gracias a sus escritos llenos de despreció a la vida y a la
dignidad y sesgados por la avaricia, veo una luz en el camino que espero que
sea la detonante que permita a los lectores juzgar con criterio lo que leen,
estar vigilantes ante las manipulaciones de la información a las que nos tienen
acostumbrados los medios y a saber elegir lo que consumen, porque ya ve, que a
uno cuando no le cae bien la comida, la vomita.
Por @EdwinRSV
Colaborador #IndignadoSV
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